Dos mujeres defensoras de la tierra hondureñas visitan Galicia del 6 a 14 de marzo en el marco del proyecto Mulleres bravas de Honduras e Galicia. Tendendo pontes entre defensoras da vida, impulsado por Amigas da Terra e Enxeñería Sen Fronteiras con el apoyo de la Asociación Galega de Comunicación para o Cambio Social y la financiación de la Xunta de Galicia.
Honduras y Galicia afrontan luchas ambientales muy similares. Macroproxectos empresariales que contaminan tierras y aguas, afectan a los ecosistemas y destruyen las comunidades a las que ni siquiera se tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones.
En ambos territorios, las mujeres lideran luchas contra estos proyectos que anteponen el beneficio económico empresarial ante todo. Las mujeres defienden la tierra, los derechos y la vida. Suman entre las eres fuerzas de cambio y sembran los gérmenes de muchos movimientos de resistencia que se movilizan por garantizar derechos. Esta labor origina resultados muy positivos en las comunidades, pero muchas veces a costa de la libertad de las mujeres lideresas. En Honduras, mujeres son asesinadas por luchar por tierras libres y sociedades justas.
Verónica Rodríguez y Mariela Burgos son dos de tantas mujeres que “rompen barreras”, como la primera reivindica. Verónica Rodríguez es lideresa comunitaria y labradora. La defensa y el liderazgo están presentes en toda su vida. Forma parte de la Asociación de Desarrollo Pespirense (ADEPES), donde participa, entre otras cosas, en la construcción de políticas para garantizar la igualdad. Es presidenta de la Reserva Estratégica Comunitaria de Granos y Semillas Básicas, una organización comunitaria apoyada para asegurar la disponibilidad de alimentos básicos y la estabilidad de precios en las comunidades durante períodos de escasez y sequía.
Mariela Burgos pertenece a la base organizada de CODDEFFAGOLF y es miembro del grupo de mujeres marisqueras Estrellas del Mar. Con ellas, realiza actividades complementarias al marisqueo para generar ingresos. También, como parte del colectivo, lucha contra empresas de cría industrial del langostino que quieren apoderarse de sus espacios de recolección. A consecuencia de la defensa de derechos, Mariela sufrió hasta amenazas de muerte.